El doctor Ricardo Bressani Castignoli, nació en la ciudad de Guatemala el 28 de septiembre de 1926.
Obtuvo la licenciatura en química en 1948 en University of Dayton, Ohio, con la ayuda de una beca del Colegio de Infantes de Guatemala y una maestría en 1951 en Iowa State University.
Ese mismo año regresó a Guatemala en donde trabajó en el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP). En 1952, mediante una beca de la Fundación Rockefeller, realizó estudios de post grado en el área de bioquímica en Purdue University, Indiana, en donde obtuvo el doctorado en 1956.
Seguidamente se reincorporó al INCAP, en donde se desempeñó como Jefe de la División de Ciencias Agrícolas y de Alimentos hasta 1993.
Sus primeros trabajos versaron sobre el valor nutritivo del maíz, base de la alimentación guatemalteca.
Las principales actividades de investigación realizadas por el Dr. Bressani han consistido en encontrar soluciones prácticas a algunos de los problemas nutricionales que afectan a la población, particularmente niños y mujeres en los países en desarrollo y en especial de América Central. Ha desarrollado harinas de algodón de alta calidad, harinas de leguminosas, de plátano y de cereales, dentro de las cuales sobresale la Incaparina.
Sus trabajos pioneros de 1956, aún son citados en la literatura científica, igualmente lo son sus estudios sobre la nixtamalización en tortillas y otros productos, ligados íntimamente con la producción industrial y las mejoras nutritivas de dicho cereal.
El proceso de nixtamalización consiste en cocer muestras de maíz con una concentración de 1.2% de cal durante 75 minutos, a 96°C, y posteriormente remojar durante 10 horas y lavar la mezcla. Sus hallazgos, basados en probar variedades diferentes de maíz, incluyeron grandes pérdidas de vitaminas del grupo B, disminución de la cantidad de fibra dietética y de ácido fítico, pero ganancias sustanciales en calcio y en menor cantidad, de niacina.
En vista del problema de desnutrición energético-proteica entre la población de Guatemala, el Dr Bressani inició, a principios de 1950, un programa de investigación dedicado a desarrollar mezclas vegetales con proteínas de alta calidad para niños y adultos. Una serie de mezclas se formularon y se probaron exhaustivamente con especies animales, donde se demostró su valor nutricional y seguridad, antes de llevar a cabo pruebas en humanos.
Diversos productos fueron desarrollados y lanzados al mercado a nivel local, incluyendo: Incaparina, Vitatol e Innovarína/Bienestarina. El Dr. Bressani desarrolló mezclas y productos alimenticios, como galletas, que han sido usadas en programas de alimentación para escuelas en Guatemala
El Dr. Bressani ha sido distinguido con múltiples reconocimientos entre los cuales sobresalen:
el Babcock Hart Award, del Institute of Food Technologists de Estados Unidos en 1970;
el McCollum Award otorgado por la American Society of Clinical Nutrition en 1971;
Doctor Honoris Causa de Purdue University en 1976;
el Premio Mundial de la Ciencia ‘Albert Einstein’ otorgado por el Centro Cultural Mundial en 1984;
Doctor Honoris Causa de la Universidad del Valle de Guatemala en 1991;
el Premio ‘Abraham Horwitz’ otorgado por la Pan American Health Organization de Suiza en 1996;
la Medalla de Oro en Ciencia y Tecnología, conferida por el Congreso de la República de Guatemala en 1997;
la Orden del Quetzal en el Grado de Gran Cruz, otorgada por el Gobierno de Guatemala en 1999; el Premio México en Ciencia y Tecnología 2001 conferido por el Gobierno de México y el Premio Internacional Danone para la Nutrición 2003.
Fuente: SCD
Fuente: SCD
Visite en Ciudad de Guatemala el CERRITO DEL CARMEN
En el siglo XVII arribó a nuestro País el peregrino español Juan Corz, quien traía una encomienda muy especial: instalar en su nuevo hogar a la Virgen de Nuestra Señora del Carmen. Para Corz, la llegada de la imagen al país tenía un enorme significado pues tiempo atrás, al pasar por Ávila, en España, había visitado el Convento de la Orden de las Carmelitas, fundada por santa Teresa de Ávila, quien acababa de fallecer. El peregrino comentó que viajaría a nuevas tierras para vivir como ermitaño -alguien que vive en una ermita y cuida de ella-. Enteradas del proyecto, las religiosas le pidieron que trajera la imagen de la Virgen de Nuestra Señora del Carmen, la cual había sido mandada a esculpir por su fundadora. El peregrino estuvo de acuerdo y, cuando preguntó dónde debía instalar a la Virgen, le indicaron: “Ella misma determinará el sitio donde desea ser venerada”. Agregaron que Santa Teresa les había expresado que donde fuera venerada esa imagen surgiría una gran ciudad.
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